Teniendo a la vista el resultado de las últimas elecciones, nos parece necesario brindar a los jubilados y pensionados las conclusiones a las que quienes apoyamos a la lista Celeste hemos arribado después de la experiencia, tanto acerca de la situación actual del sistema previsional, como del proceso eleccionario en sí y, finalmente, respecto a la disímil actitud de involucramiento que evidencia el colectivo de los jubilados y pensionados del Bapro en cuanto a su responsabilidad en el funcionamiento y destino de la Caja de Jubilaciones.
La situación de nuestro sistema previsional.
Está claro que existe un oficialismo muy fuerte encarnado por la Unión Jubilados, tanto por su disponibilidad económica como por sus estrechos lazos con las autoridades de turno en el Banco, la Provincia y el aparato que representan hoy las Comisiones Gremiales Internas del Interior, UPJ y varias entidades de los servicios sociales. Este oficialismo está instalado en la Caja desde hace muchos años y la historia enseña que es funcional a las políticas que las autoridades del Banco y la Provincia fijaron en cada momento.
Como en definitiva todo se reduce a la escasez de recursos económicos que afecta al Estado, en el marco del déficit de nuestro sistema previsional esas políticas consisten, recurrentemente, en tratar de pagar lo menos posible a los beneficiarios. Todas las decisiones del Banco y la Caja tienen ese sentido, lo que queda en evidencia con la forzada y maliciosa interpretación de varios artículos de la ley 13364/13873, claramente contradictoria con la abundante jurisprudencia producida por las cortes supremas provincial y nacional.
Las autoridades de la Caja no dan respuesta a reclamos administrativos. Conociendo la legitimidad y legalidad de lo que se le reclama, inducen (inclusive desde su máximo nivel jerárquico) a judicializar los conflictos. Especulan con el transcurso del tiempo a sabiendas de la ineficiencia y lentitud del sistema judicial, lo que deriva tanto en el conveniente traslado a futuras administraciones de los eventuales cargos originados en sentencias firmes, como en la paulatina debilitación de la voluntad de los jubilados y pensionados propia de su corto horizonte de vida. Es doloroso manifestarlo tan crudamente, pero es la realidad que experimentamos día a día. Se trata de una actitud inmoral, francamente reñida con la ética y los principios humanistas.
Al amparo del discurso de que la ley garantiza las prestaciones y se está cobrando normalmente, de hecho se viola buena parte de esa ley quitando a sus beneficiarios ingresos que les corresponden.
El proceso eleccionario.
Es conocida nuestra posición sobre este tema porque en sucesivos comunicados la expresamos, de modo que no nos extenderemos ahora.
Es natural que el oficialismo que gobierna la Caja utilice todos los medios a su alcance para evitar ser desplazado. Por eso la ostensible y costosa maquinaria puesta en juego (combis, remises y taxis para ir a buscar a los jubilados o pensionados, difusión masiva de correspondencia a todos con la revista de la UJ adosada a la de AMEBPBA, invitaciones a comidas, sorteos que hasta incluyeron un automóvil, etc.). No es casual tampoco, por su influencia en el estado de ánimo del votante, que la fecha elegida coincidió con un cobro de haberes excepcional, al acumularse el haber mensual, el SAC, la RES y el reajuste desde enero debido al acuerdo paritario.
Pero lo más repudiable son las prácticas poco democráticas y de falta de transparencia que sufrió el proceso eleccionario. Nos referimos a la ausencia de representantes de la lista opositora en la conformación de la Junta Escrutadora, a la negativa a implementar el sistema de boleta única o a cambiar el día del comicio para que no sea un viernes, y a la imposición arbitraria del escrutinio provisorio como definitivo ignorando el pedido de los apoderados de la lista celeste. Esto, en incumplimiento flagrante del artículo X de la Reglamentación del Acto Eleccionario impuesta por la misma Junta, que reza: “El escrutinio definitivo lo efectuará la J.E. ajustándose al examen del acta respectiva y con las boletas compiladas y ordenadas que se reciban … según el artículo IX …”
Esto desmerece y quita legitimidad a la victoria asignada a la Unión de Jubilados, porque no se despejarán nunca las dudas respecto a los votos obtenidos en sucursales en las cuales (contrariamente al comportamiento generalizado del electorado) figuró un altísimo número de votantes, siendo casualmente las mesas en las que no hubo un fiscal de nuestra lista.
El resultado de la elección.
La Junta Escrutadora reconoció 2.754 votos para la lista blanca (Unión Jubilados y Círculo de La Plata) y 2.220 votos para la lista celeste (Grupo Siglo y Asamblea Permanente) sobre 5.022 votos emitidos, que se completan con 40 en blanco, 4 nulos y 4 recurridos.
Es decir, concurrió a votar algo más que el 30% de los empadronados. De los votos positivos correspondería a la blanca aproximadamente el 55% y a la celeste casi 45%. Si bien teníamos mayores expectativas, entendemos que hemos realizado una muy buena elección, teniendo en cuenta contra quién estábamos disputando.
Se podría decir, simplificando, que la lista blanca suma muchos votos en el interior de la provincia mientras que la lista celeste es más fuerte en CABA, GBA y sectores del conurbano.
Llama poderosamente la atención la muy baja cantidad de votantes en Casa Central (18%), Casa Matriz La Plata (29%), Sucursales de CABA (24%) y Sucursales del Gran Bs. As. (25%), contra los guarismos obtenidos en la Dptal. Mar del Plata (37%), Sucursales del Interior (46%) y las Intermedias (40%).
El comportamiento del electorado.
El factor fundamental a analizar es la muy baja participación de los jubilados y pensionados. Creemos que estos han perdido una nueva oportunidad para manifestarse ejerciendo su derecho a participar en las decisiones que hacen a sus ingresos y al rumbo de la Caja de Jubilaciones.
¿Por qué ocurre esto? La respuesta es incierta, pudiendo por nuestra parte ensayar algunas hipótesis.
En primer lugar, cabe destacar que existe un segmento (minoritario, lamentablemente) comprometido e interiorizado de la actualidad de la Caja y de su problemática: son los que concurrieron a votar y más aún los que oficiaron como fiscales, inclusive superando las dificultades climáticas que en algunas regiones presentó la jornada del 03/07. Para ellos el reconocimiento y a los que optaron por la lista celeste les reiteramos nuestro agradecimiento.
De los ausentes a la votación, podemos considerar, conservadoramente, que un 30% son compañeros que están imposibilitados por razones de salud o de distancia, además de pensionados que se encuentran absolutamente desconectados del ambiente de la Caja o el Banco. Siguiendo ese razonamiento, el 70% debería concurrir a votar, de modo que el ausentismo lo podemos calcular en 40/45%.
En el interior se ha hecho constar más concurrencia que en CABA, GBA y aledaños. ¿Es que el jubilado del interior tiene más conciencia “cívica” que el de los alrededores de Casa Central? Y en tal caso, ¿por qué preferiría a la lista blanca contrariamente a la preferencia del otro grupo? ¿Acaso está más o mejor informado sobre la situación de la Caja? Estamos seguros que no; todo lo contrario.
La realidad indica que en el interior el aparato al servicio de la UJ funciona eficientemente y de diversas maneras. Cabe incluir lo ya dicho en cuanto a ir a buscar por el domicilio a cada empadronado, además de una serie de factores que resumiremos como actividades clientelísticas, que generan dependencia y hasta temor, como por ejemplo la muy cuestionable manipulación de cupos para el ingreso de hijos o nietos en el Banco o en las entidades del personal, condicionando al afiliado.
Pero el fenómeno más influyente es la falta de interés del votante de CABA, GBA y cordones aledaños. En su caso fue significativa la ausencia al comicio, y entendemos que se trata de los afiliados que mejor acceso tienen a la abundante información que generan las entidades que conformaron la lista celeste y a medios de transporte para llegar hasta las mesas de votación.
Los motivos del resultado, según nuestra interpretación.
La mayoritaria ausencia al comicio naturalmente favoreció al oficialismo; puesto que, como en elecciones anteriores, se sabía que para vencerlo habría que contar con muchas voluntades que superaran a sus votos legítimos más los que son de origen sospechoso en el interior. Es decir que quienes no fueron a votar, sea por la razón que fuere, conscientemente o no, favorecieron a la lista blanca.
Los motivos pueden haber sido desinterés o falta de compromiso o resignación (“para qué, si yo no puedo cambiar nada, está todo cocinado entre los mismos de siempre”), comodidad (“que se ocupen ellos, para eso sacan su tajada”), desinformación (“nadie me avisó, no sabía nada”), miedo (“por qué me voy a arriesgar a que haya cambios si los que están ahora me dicen que eso es riesgoso para mis haberes”), etc. Son actitudes negativas que todos conocemos, propias de nuestra formación en el Banco y tal vez como ciudadanos argentinos. Cabría agregar otra postura, bastante generalizada: el conformismo (“estoy cobrando mejor que la mayoría de jubilados del país, mejor no cambiemos”) muy fomentada por UJ con su ya clásica recomendación “no tiren de la cuerda”.
Por nuestra parte, contamos con una larga trayectoria analizando la situación de la Caja de Jubilaciones, realizando gestiones y organizando acciones para recuperar la parte de los ingresos que, sobre la base de la ley vigente, corresponden a los beneficiarios y les son negados, además de otros derechos que hoy están conculcados. La lista celeste pretendía acceder al directorio de la Caja y a su asamblea de fideicomisarios para defender esos mismos objetivos.
Pero por acción u omisión, el 03/07/15 el electorado no prefirió nuestra propuesta, sino la continuidad. Somos todos adultos y responsables de nuestros actos. Respetamos la voluntad de los jubilados y pensionados, aunque creemos que lo decidido es perjudicial para todos.
Ha predominado la postura conservadora que consolida el estado actual del sistema, caracterizado por significativas injusticias, como son, entre otras, las remuneraciones y aportes muy diferentes para jubilados retirados con igual categoría escalafonaria o la aceptación de pagos “no remunerativos” cada vez más significativos, que progresivamente nos están alejando del 82% de lo que perciben los empleados activos.
Y esa postura no refiere solo a quienes legítimamente y convencidos dieron su voto positivo a la lista blanca sino, fundamentalmente, a quienes lo hicieron indirectamente al no concurrir a votar. Entendemos que a estos nuestro mensaje no les convenció (lo que es nuestra responsabilidad) de tal manera que tuvieran la conciencia necesaria para al menos intentar un cambio que hiciera más solidario y justo a nuestro sistema previsional. ¿Por qué? Posiblemente por estar conformes con sus ingresos actuales y, por temor a perderlos, resignar su propio derecho legítimo y legal a que esos ingresos sean mayores; postergando también, seguramente como efecto no deseado, a los compañeros más perjudicados.
De aquí en adelante.
Por nuestra parte, seguiremos bregando con nuestras banderas, tratando de que ese mensaje se difunda más y mejor, convenciendo a los desinformados, a los temerosos, a los dubitativos y a los conformistas, para que todos estemos mejor.
En cuanto a los representantes de la Unión Jubilados y Círculo de Jubilados que resultaron electos, los felicitamos y deseamos una gestión exitosa, quedando a disposición para brindarles la ayuda que podamos aportar por nuestra parte, y los instamos a que inicien una etapa de diálogo con todas las agrupaciones de jubilados y de información permanente a todo el universo de representados.
Grupo Siglo y Asamblea Permanente, entidades que apoyaron a la lista Celeste