La sociedad está atravesando un momento muy difícil, especialmente los adultos mayores, al tener que mantenernos en cuarentena en nuestros hogares, aislados sin contacto físico con nuestros hijos, nietos y demás seres queridos. En este contexto, las autoridades de nuestra Caja de Jubilaciones nos agregan preocupación, perjudicándonos con medidas que afectan nuestros ingresos. Lo hacen arbitrariamente y sin explicación alguna a pesar de las consultas previas hechas por nuestra entidad y otras, y ocultando la publicación de los recibos hasta más no poder. Se trata de una actitud que como mínimo podemos calificar como irrespetuosa y despreciativa de la situación en que nos encontramos.
Se desprende de los recibos de haberes de Marzo que han aplicado un incremento del 2,3% mas $ 1.500.-, con lo cual se han apartado de lo que correspondía a nuestro régimen legal especial; excepto que esto sea a cuenta del aumento devengado, alternativa improbable solo contemplada por los más optimistas.
Esta decisión de las autoridades de la Caja es discrecional y discriminatoria, porque va en sentido opuesto al criterio que el Gobierno de la Provincia aplicó para los otros regímenes especiales de su sistema previsional, como por ejemplo los jubilados docentes del Instituto de Previsión Social, que recibieron aumentos derivados de la paritaria docente (16,6% hasta junio 2020). Ya explicamos en nuestro comunicado del 20/02 que la ley nacional 27.541 de “solidaridad”, establece claramente que aplica a los jubilados del régimen general (ANSES) y nosotros sin duda alguna pertenecemos a un régimen especial.
Sin ánimo de ser alarmistas, deseamos poner en conciencia de los jubilados y pensionados del Bapro que lo decidido por la Caja es lapidario para el poder adquisitivo de nuestros haberes, no solo en cuanto a su deterioro frente a la inflación, sino porque produce el achatamiento de la escala, distorsionando completamente la proporcionalidad histórica respetada desde la creación de nuestro sistema, ordenado sobre la base de los aportes de cada trabajador a lo largo de su vida laboral. Obsérvese que cuando aparezca el nuevo método de actualización de las jubilaciones anunciado por las autoridades nacionales (que seguramente ignorará la recuperación de todo lo que hemos perdido frente a la inflación) lo más probable es que su aplicación no sea retroactiva al trimestre Octubre-Diciembre 2019 sino que se calculará hacia el futuro, utilizando como base de cálculo los haberes degradados que tendremos a finales del primer semestre. Esto es muy grave porque viola en forma flagrante nuestros derechos, e irremediablemente será objeto de controversia en sede judicial, circunstancia que pareciera ser buscada por las autoridades de la Caja, fomentando la industria del juicio y especulando con la acotada expectativa de vida de los beneficiarios comparada con los extensos plazos que, desgraciadamente, requieren las resoluciones de la Justicia.
Además, aparece un gravísimo daño colateral, como es la disminución de aportes a los servicios sociales, fundamentalmente a nuestra Mutual, que por el despojo a los beneficiarios de la Caja recibirá en los próximos meses ingresos mucho más reducidos que los que le corresponden. Y esto ocurre en un momento crítico, como es la pandemia por el coronavirus, cuando necesitamos nuestro servicio de salud más fuerte que nunca.
Se trata de una realidad lamentable para todos nosotros y una enorme desilusión para aquellos que confiaban en que las autoridades del nuevo gobierno favorecerían a los jubilados y pensionados del Banco. Esta realidad es la única verdad y demuestra que han defraudado a los que confiaron en ellas de buena fe, engañando a muchos sacándose fotos y haciendo declaraciones prometiendo la derogación de la ley 15008. Sería necesario que esos políticos brinden explicaciones, al menos para intentar atenuar la opinión negativa que los afiliados tenemos sobre ellos.
Es inadmisible aplicar como justificativo el concepto de solidaridad, ya que todo lo que se ahorraron en no dar el aumento general y particular que correspondía a los jubilados, no fue para mejorar a los que menos ganan, sino para mejorar las cuentas fiscales a costa de los más indefensos y débiles.
Los jubilados y pensionados del Bapro hace rato que somos obligatoriamente solidarios. Por un lado por el despojo de aportar un porcentaje alto de nuestros haberes previsionales, condenándonos de por vida a pagarnos varias de nuestras prestaciones anuales (esto lamentablemente contó con el consentimiento de las gremiales y asociaciones de jubilados, contrariamente a la oposición que siempre sostuvo nuestra entidad) y, por el otro, por padecer la cada vez más baja tasa de sustitución respecto a los ingresos de los activos, al desconocer la Caja los pagos no remunerativos o remunerativos por única vez que paga el Banco.